miércoles, 9 de enero de 2013

Documento


“Nos planteamos la pregunta: ¿Cuál es nuestra comprensión del acto de enseñar? ¿Cuál es nuestra comprensión del acto de aprender?

Y fue exactamente a partir de ahí que yo hice la critica a lo que yo llamé, “educación bancaria´´.

Tú  no puedes enseñar a nadie a amar, tú tienes que amar, la única forma que tú tienes de enseñar a amar, es amando. Yo creo que el amor es la transformación definitiva. 

Esto me dice nuevamente que hay que partir, hay que saber partir del nivel donde el educando está o los educandos están, este es un nivel cultural, ideológico, político…

Y por eso es que el educador tiene que ser sensible, el educador tiene que ser estético, tiene que tener gusto. 

La educación es una obra de arte, el educador tiene que ser ético, tiene que respetar los límites de la persona. 

No puede, yo no puedo entrar en ti o dejar de respetarte. Yo tengo que respetar tus sueños y respetar tus miedos. Pero yo debo también tocar estos miedos como ese terapeuta hace a veces.

 Si tú vives, si tú trabajas con un grupo metido en el silencio, hay que encontrar un camino para que ellos rompan el silencio. 

Pero a la vez nosotros no encontramos realmente no hay recetas para esto,  no encontramos el camino cierto, el camino cierto es alcanzar el meollo del silencio si el grupo me quiere escuchar, no puedo negarle mi voz, pero enseguida yo demuestro que necesito también de su voz porque mi voz no tiene sentido sin la voz del grupo y la invito y la desafío.

 El punto de partida de la educación está en el contexto cultural, ideológico, político, social de los educandos. El educador tiene que rehacer el mundo, redibujarlo, repintarlo. “Asumir el miedo es no esconderlo, solamente así podremos vencerlo”.


Análisis del téxto


    Paulo Freire propone una pedagogía para la liberación de los oprimidos, es decir, de la mayor parte de la población del planeta. La educación se plantea como un proceso dialógico de ida y vuelta, orientado a romper el silencio esclavizador y recuperar la palabra negada. Como podemos ver en el texto, el alumno tiene que ser partícipe de su aprendizaje, tiene que expulsar su opinión y a la vez recoger la del profesor, que a su vez, lo hará de la misma manera. Ya que para Freire, el alumno debe liberarse de esas cadenas que le imponen las clases más altas para su aprendizaje y crear, a partir de esa ruptura de silencio su propio aprendizaje; contando con el papel fundamental del profesor, que también irá aprendiendo, convirtiendo la enseñanza-aprendizaje en un proceso de retroalimentación, en el que ambos enseñan y aprenden de la misma manera. Esta pedagogía, rompe todos los planteamientos y procedimientos de lo que se llamó Educación Bancaria, donde profesor enseña todo lo que sabe y alumno calla y otorga sin ninguna opción de opinión o pensamiento. 

      Según Freire educador y educando, a través del diálogo franco, aprenden, enseñan y reinventan la historia. 
En nuestra realidad actual, donde un puñado de medios de comunicación se ha apropiado de las palabras y los sentidos (también de nuestros sueños), la propuesta de reconquistar la voz para nombrar el mundo sigue tan vigente como siempre.



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